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El pasado 16 de junio se presento a registro del Ministerio de Trabajo el texto final del Acuerdo Laboral Estatal de Comercio. Un acuerdo que había iniciado su negociación en el 2007 y que estaba precedido de un vacio general para el sector desde el año 1996, año que dejo de tener vigencia el acuerdo que las Federaciones de Comercio de UGT y CCOO habían alcanzado con la Confederación Española de Comercio ( CEC) para la sustitución de la extinta ordenanza franquista.
Y ahora tras más de tres años de negociación, entre los mismos interlocutores sociales que sustituyeron la ordenanza (UGT, CCOO y CEC), y que en lo que respecta a las organizaciones sindicales tienen fehacientemente demostrado que representan a más del 80% de los trabajadores y trabajadoras de comercio, y la patronal CEC, que es la interlocutora reconocida en todos los ámbitos, tanto institucionales como laborales para el sector de comercio.
Y estamos descubriendo estos días un aluvión de siglas empresariales, acompañadas de sinrazones cuando se posicionan frente a lo firmado por la patronal que les representa.
Porque el Acuerdo firmado es ciertamente muy respetuoso con la singularidad del sector de comercio y por ello ha determinado una estructura de negociación colectiva basada en el Acuerdo estatal y sustentada en los convenios sectoriales y territoriales. Por tanto a nadie se le impone nada, que no sea la determinación de aquellos aspectos que el Estatuto de los Trabajadores reserva a la negociación del ámbito estatal. Por el contrario este Acuerdo ha de venir a ordenar la atomización del sector, evitara la repetición negociadora de materias en cada uno de los más de trescientos convenios y necesariamente ayudara a dotar al comercio español de identidad profesional y reconocimiento social, cuestiones de las que ahora carece.
Y al contrario de lo que están diciendo voces alarmistas, este Acuerdo no pone ni pondrá en peligro la viabilidad de ninguna empresa ni el empleo. Por una razón muy sencilla, porque en los contenidos del mismo para nada se alude a cuestiones que pudieran incrementar los costes laborales.
Por el contrario el Acuerdo determina una clasificación profesional moderna, actual y que debe ser el camino para el reconocimiento profesional en la medida que se está hablando en el ámbito europeo de las certificaciones profesionales, en conclusión puede que lo que algunos alarmistas de la patronal llaman ?retrogrado? sea su visión del sector y no los contenidos de lo firmado.
En este sentido desde las organizaciones sindicales firmantes en representación de los cerca de dos millones de trabajadores con los que cuenta el sector, no nos ha movido en ningún caso excluir a nada ni a nadie, y si al contrario buscar un Acuerdo que necesariamente vendrá a determinar una interlocución social permanente y que de respuestas a los problemas del sector actuales y de futuro, y sobre todo poder disponer una herramienta válida para el conjunto del sector sin que ello suponga la desaparición ni la invasión de ninguno de los actuales ámbitos negociadores existentes; como ya venía siendo así cuando se sustituyo la extinta ordenanza laboral por el Acuerdo Marco.
Por todas estas razones consideramos que las voces que surgen desde algunos sectores empresariales pueden ser mas debidas a desconocimiento y análisis de los contenidos firmados que sustentadas en argumentos de peso.
Y como nuestro convencimiento es pleno haremos que estos contenidos firmados sean la referencia imprescindible en los contenidos de los convenios de comercio afectados por el Acuerdo Laboral Estatal de Comercio.
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