El trece de junio de 1996, queda lejos, pero cercano en la memoria histórica de los cerca del millón de hombres y mujeres que trabajan, viven y hacen posible la existencia de un sector estratégico en nuestro país, como es, la Hostelería.
Así es, hoy recordamos ese verano del noventa y seis en el que, tras una huelga general del sector y tras cerca de dos años de dura y difícil negociación, alcanzamos el acuerdo de lo que sería referente para las relaciones laborales del sector.
Nacía el Acuerdo Estatal para el sector de la Hostelería, en su acrónimo ALEH, con el que se ponía final a la regulación franquista de la Ordenanza Laboral y surgía el primer acuerdo entre los interlocutores sociales, UGT y CCOO por la representación sindical, y por parte patronal ZONTUR y FEH, representantes empresariales del sector.
Lograron con ello una nueva regulación en materia de estructura de negociación colectiva en el sector, clasificación, régimen disciplinario, formación profesional, y contratación y subrogación convencional.
Nacía así el primer embrión de las relaciones laborales modernas en el sector que, hasta el momento actual, ha conocido su cuarta versión, con la incorporación de materias esenciales como políticas de igualdad entre mujeres y hombres, seguridad y salud en el trabajo, y actualización en materia de contratación y promoción profesional.
Hitos negociadores que han estado, y seguirán estando, sustentados en una acertada política de diálogo social entre los interlocutores sociales; que han venido demostrando su capacidad de adaptación a las nuevas realidades del sector y sabiendo dar respuesta a las pretensiones de los trabajadores y trabajadoras y, a la vez, haciendo más competitivas a las empresas.
Unos interlocutores sociales que han sabido mantener un proceso permanente de negociación y con ello una adecuada dinámica de actualización de los contenidos del ALEH, que evidentemente no han estado exentos de momentos de dificultad, pero que siempre han sabido identificar de manera prioritaria la máxima con la que nacía este acuerdo, que como dice en su articulado, tiene vocación de permanencia y estabilidad normativa convencional, y que en los tiempos que corren pudiera sonar extraño, sobre todo ahora, que desde las instancias gubernamentales quieran finiquitar lo que las partes, libre y consensuadamente pactaron.
Y es en estos tiempos, en los que se menoscaba gratuitamente, el valor de los acuerdos sociales, se anteponen intereses espurios a los propios de quienes generan derechos y deberes a quienes generan normas laborales que crean riqueza social, cuando más necesario se hace dar una solución al proceso negociador en el que se encuentra nuestro ALEH.
Y en esa tarea andan los negociadores, tanto sindicales como patronales, dando cuerpo a una nueva clasificación profesional, que nos vuelva a permitir disponer de un instrumento capaz de conjugar las justas reivindicaciones de los trabajadores y la eficacia de las empresas. Pero siempre buscando soluciones de estabilidad laboral en un sector acuciado por los vaivenes de la temporalidad y añorantes del reconocimiento social que sus macros cifras lucen en las cuentas del Estado.
Santos Nogales Aguilar, Secretario Federal de Acción Sindical de CHTJ-UGT