El grito que se escuchaba en una brillante película de los no menos brillantes hermanos Marx, bien podíamos utilizarlo para tratar de entender las ocurrencias del grupo socialista con la temida Reforma Laboral. Porque si no, ¿cómo entender que los que hasta hace pocos meses se declaraban defensores y protectores a ultranza de todos aquellos que han tenido la desgracia de perder su trabajo, se presenten ahora con una enmienda que pretende sancionar ? con lo único que les queda ? a los parados que rechacen en un periodo de tres meses la realización de cursos de formación?
Pues planteado así podría incluso verse como una propuesta sensata, pero no podemos olvidar, los medios de los que dispone el servicio publico de empleo para desarrollar estas políticas, frente a lo que reciben de los presupuestos los servicios similares de nuestro entorno europeo ? el 29,5% frente al 16,5% a favor del resto de Europa ? y por el contrario las empresas reciben el 29,7% en bonificaciones frente al 16,9% que se recibe en el ámbito europeo. Con estos datos debería la administración, y quienes sustentan al gobierno, plantear otro tipo de medidas, encaminadas a fortalecer las aportaciones al desempleo, y los medios destinados a los servicios públicos para facilitar la intermediación.
Y no como han hecho, legalizando la mediación privada, dicho de otra manera, el negocio con los parados recortando prestaciones y amenazando con la perdida de ellas a los que durante los tres primeros meses rechacen acciones formativas.
Da la impresión que el grupo socialista ha descubierto ? cual san pablo desmontado de su montura ? a los auténticos culpables de la crisis. Son todos esos que esperan pacientemente ante las oficinas del desempleo, así que hagamos políticas para reducirlos, unas veces maquillando las estadísticas, y otras con normas que endurezcan el cobro de una prestación por la que han cotizado puntualmente.
Claramente están equivocados o han sido aducidos por los efluvios liberales de las políticas europeas y se están empleando con ahínco en la lucha contra el maldito déficit y para ser más efectivos nada mejor que ¡más madera!
Quizás sean los calores veraniegos, pero están aprovechándolos para que a la vuelta de vacaciones nos encontremos con una remozada reforma, hecha a medida de las empresas y si para ello hay que dar más de un tijeretazo, nada importa, por el sacrosanto cumplimiento de los compromisos europeos ? habría que decir bancarios ? y sí con esta política se perjudica a los trabajadores, pues lo dicho, ¡más madera!
¡Más madera!